¿Qué sabemos de nuestros hijos?
Solemos creer que los conocemos bien, que estar con ellos un par de horas al día es suficiente, que preguntando ¿cómo te fue? Sabemos lo que pasa en su vida, sin embargo, no suele ser así. Cada persona es un universo y cada día se modifica, nuestros hijos e hijas también lo son, están creciendo, cambiando… están formándose y construyendo su propia esencia, toman un poco de nosotros y otro poco de la escuela, los amigos, el internet, de todo lo que les rodea… necesitan tiempo, cariño, orientación… aún si en ocasiones parece que los abrazos y la compañía de papá o mamá les agrada menos que antes, eso es solo parte de su esperado proceso de individuación, y digo esperado, porque si no ocurre a tiempo entonces tendremos adultos pequeños o adolescentes eternos.
En el tiempo que nos corresponde transitar a su lado no sobra nunca ninguna demostración de amor, de aceptación y respeto.
Por supuesto, como padres y cómo madres cometemos diversos errores, en lo que decimos y hacemos y en lo que no decimos y no hacemos, y no está mal disculparnos con ellos y corregir el rumbo.
La cercanía no consiste en estar solo físicamente presentes sino en estarlo también emocionalmente, que ellos y ellas encuentren compañía, escucha y atención, que puedan expresarse y aprender al lado nuestro.
¿Qué piensan, que sienten, que quieren? A que le tienen miedo, que les disgusta, por qué se sienten tristes… les preocupa algo, que les ilusiona… cuál es su color favorito, su mejor amigo, se sienten atraídos por alguien, están enojados… tanto por saber de nuestros hijos.
¿Cómo podemos acompañarlos y ayudarles si no sabemos mucho de lo que ocurre en su interior? La confianza, el respeto y el cariño son siempre los mismos, en toda relación se construyen y se destituyen con el tiempo y con los hechos, y no es distinto si son nuestros hijos, tal como nos interesamos y ocupamos en establecer esto en otras relaciones debemos hacerlo con ellos y ellas.
Sin depender del estado de ánimo ni de las circunstancias.
¿Recuerdas cómo eran tus padres? ¿Qué esperabas y recibías de ellos? ¿Cómo eres tú en tu rol paterno? Si es necesario cambiar hay que hacerlo, si no podemos solos habrá que solicitar apoyo y orientación, lo importante es admitirlo y empezar a trabajar en las modificaciones necesarias.
No asumir que saben que los queremos, demostrarlo con hechos, con palabras… con horas y momentos importantes, respetando silencios, admitiendo las diferencias entre sus gustos y los nuestros, al final ¿queremos que sean igual que nosotros o que sean quienes ellos son?, por supuesto, esto no implica no intervenir cuando es necesario, incluso establecer límites y disciplina. No perder o ceder la autoridad, ni someterse por temor a equivocarse. No cabe duda que ser padre o madre es un gran reto, entendiendo en su totalidad lo que esto significa y requiere. Así como sabemos también de la inmensa dicha y satisfacción que se experimenta al verlos crecer, y crecer con ellos.
Habría que pensar de cuando en cuando a que le estamos dedicando más atención: a las calificaciones, los deberes, las responsabilidades o también a su crecimiento y fortalecimiento emocional.
Es obvio que en la vida importa mucho ser una persona disciplinada, tener buenos hábitos, desarrollarse académica y profesionalmente, ser capaz de mantenerse a sí mismo, etc. Más allá de esto existen otras necesidades que es indispensable aprender: quererse a uno mismo, tener un buen auto concepto, ser auto responsable, saber relacionarse con los demás, establecer vínculos importantes y saludables… y se adquiere desde el hogar, desde las creencias que heredamos y alimentamos por cómo fuimos vistos y tratados por nuestros padres, porque cada momento y cada caricia física o emocional es un alimento emocional insustituible, o que nos llevará tiempo adquirir como adultos si no lo tuvimos en la infancia y en la adolescencia.
Por eso… la presencia amorosa y responsable de los padres no debe depender de la relación entre ellos, ni de si están juntos o no como pareja.
Estemos en donde estemos, si vivimos o no en la misma casa es necesario estar presentes en su vida diaria, saber que más hay detrás de un “bien” cuánto preguntamos ¿Cómo estás? ¿Cómo te fue?…
@Lorepatchen