Los aseadores de calzado: parte importante de la vida cotidiana del centro de Tulancingo.
Los aseadores de calzado, mejor conocidos como “boleros”, constituyen un oficio que se remonta al México de los años 30. Y tuvo su apogeo en los 40, cuando los hombres solían lustrar sus zapatos antes de ir a bailar, pues aquél con los zapatos más brillantes sería el afortunado ganador del corazón de una dama. En nuestra ciudad ya existían los aseadores de calzado desde la década de los 60. Pero fue en el periodo de gobierno de Jorge Berganza, en 1997, donde emite un documento que reglamentaria a los aseadores del calzado.
Si alguna vez has estado en el centro de Tulancingo o como todos lo conocemos “La Floresta” seguro han notado la presencia de una estructura de metal cubierta por una manta llena de publicidad. Todos hemos alguna vez pasado por esa estructura compuesta por una silla cómoda, con un par de patas de acero para descansar los pies, mientras que una persona “acaricia” los zapatos de quien está cómodamente instalado en esa silla, con el fin de hacerlos brillar.
Para muchos ya es normal el escuchar mientras se camina por las sombras de esos árboles imponentes, del centro de la ciudad que digan “boleada, pásele, le limpiamos los zapatos…”
En Tulancingo encontramos una gran variedad de lustradores de calzado “fijos” desde el cine del villar, pasando frente de la Catedral Metropolitana, la biblioteca Sor Juana Inés de la Cruz hasta llegar a la calle de Zaragoza y otros más, situados en la calle de Hidalgo. Todas las mañanas son los primeros en recibir los rayos del sol con su bata bien planchada, obvio sus zapatos bien limpios, sus guantes de látex y algunos con su clásica gorra de su equipo favorito.
Ya listos en su silla y su espacio de trabajo limpio, esperan a que lleguen los clientes. Al momento de subir a esa silla lo primero que hacen es ofrecer las noticias frescas de Tulancingo, otros escuchan la radio y otros más te hacen la plática de los resultados de fútbol.
También encontramos a los “boleros” que acompañados solamente de un pequeño banco y su cajón lleno de cremas negras, cafés, tintas, cepillos, brochas y su lienzo, logan hacer un trabajo excepcional. Ellos por regular caminan por los alrededores de la ciudad y siempre están listos para darle brillo a los zapatos de quien transitan por las calles de nuestro municipio.
Encontraras “Boleros” que llevan más de 50 años haciendo esta noble labor. Que además de ser de los más experimentados son los que tienen una banca llena de historias y anécdotas que contar, estoy segura que bajando de esa silla te iras con una gran sabor de boca.
Al igual que cualquier otro trabajo, los aseadores de calzado tienen un horario bien establecido, pero las jornadas son largas y trabajan los siete días de la semana. Los encuentras desde 7 u 8 de la mañana hasta las 5 o 6 de la tarde.
Como buen Tulancinguense, asear tu calzado es uno de los servicios que debes pagar al menos una vez en tu vida. Que además no excede de los 15 pesos, hazlo por curiosidad, por conocer un poco más acerca de estas personas o simplemente por tener un par de zapatos brillantes no deberías dejar de hacerlo. Ahora si lo tuyo es la música, los Jueves antes de ir al danzón aprovecha para que te lustren los zapatos, los domingo mientras te dan “boleada” podrás deleitarte del sonar de la marimba o bien escuchar las buenas bromas de los payasos.