José Mujica
El revolucionario tranquilo
Fue llamado «el presidente más pobre del mundo». Apelació a una ética de la «sobriedad» frente al derroche y la corrupción de la alta política, por su estilo marcadamente informal poco apegado a etiquetas y protocolos, y por su lenguaje coloquial en ocasiones rudo, que arrastró al Pepe, franco y espontáneo hasta el exabrupto, a varias polémicas.
Bajo su presidencia, Uruguay consolidó su crédito como país de éxitos económicos y abanderado del progresismo social, terreno en el que hubo tres grandes novedades, bienvenidas para unos y lamentables para otros: la despenalización del aborto, el matrimonio de personas del mismo sexo y la audaz legalización, bajo la regulación del Estado, del mercado de la marihuana, excepcional en el mundo y que Mujica justificó como una innovación útil en la lucha contra la violencia del narcotráfico.
En 2018, Mujica dejó, finalmente, la política activa. Abandonó su banca en el Senado con una carta a la presidenta del Congreso, su propia esposa, en la que alegó “motivos personales y cansancio del largo viaje”. Siguió, de todas formas, militando en el Frente Amplio y opinando sobre la actualidad a quien quisiese escucharlo. Cuando se enteró de que tenía cáncer prometió dar batalla, pero era evidente que ya estaba cansado. Hasta el final de sus días aclaró que no pretendía para sí el bronce de la historia. “Los hombres no hacemos historia, hacemos historieta”, dijo en una de sus últimas entrevistas. “¿Por qué? Porque en la inmensidad del universo y del tiempo somos demasiado engreídos. Eso de fabricar a un dios con figuras de personas humanas y todo lo demás, es un viejo atavismo”. Antes de morir, Mujica pidió que ya no le pidiesen entrevistas. “Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo y el guerrero tiene derecho a su descanso”, dijo al semanario Búsqueda.Comunicó entonces al mundo su decisión de morir en su chacra y descansar “debajo de la secuoya grandota” donde en 2018 enterró a su perra Manuela. “Y ya está”, dijo, y así se despidió de la vida.