NQ Radio sin límites
Barra de opiniónLic. Lorenia Lira

El Santo y Gabriel Vargas: Dos iconos de la cultura en Tulancingo.

 

Este 5 de febrero los tulancinguenses recordamos a dos figuras de la cultura popular: Don Gabriel Vargas y Rodolfo Guzmán Huerta “El Santo”. Uno es el autor de la familia Burrón y el otro es el luchador más reconocido en nuestro país.

Don Gabriel Vargas nació hace 98 años, en Tulancingo en lo que hoy conocemos como 21 de Marzo y el callejón de Reforma,  en el seno de una familia de clase media. La familia Vargas Bernal tenía una tienda de abarrotes en la misma calle; su padre era comerciante y murió cuando el pequeño Gabriel tenía tres años.

Gabriel recordaba su vida en Tulancingo como una época de bonanza: la tienda y los negocios de su abuelo, heredados a su padre, hacían que la numerosa familia Vargas Bernal tuviera una vida acomodada; su casa contaba con un gran jardín que tenía juegos infantiles. Sin embargo, a causa de la Revolución y la muerte de su padre, la familia perdió su nivel y tuvo que irse, casi huyendo, a la capital. Instalados en la calle de Moneda, en el centro de la ciudad, su madre logró darles, a él y a sus once hermanos, educación trabajando como obrera en un laboratorio médico.

Gabriel se dedicó a observar profundamente a la gente, los modos de ser del mexicano, como el gran sociólogo innato que siempre fue. Muy joven ganó un concurso de dibujo, mismo que lo catapultaría al mundo del periodismo, de las historietas, con su obra cumbre, aparecida por primera vez en los periódicos en 1948: La Familia Burrón. A los 17 años, el director de cultura de Bellas Artes le ofreció una beca para estudiar dibujo en París, pero él prefirió quedarse en México y comenzó a trabajar como ilustrador en el periódico Excélsior, donde muy pronto fue ascendido a jefe del departamento de dibujo.

 

El otro icono de la cultura popular es Rodolfo Guzmán Huerta, mejor conocido como “El Santo”, murió hace 32 años, el 5 de Febrero de 1984. Fue el quinto de siete hijos, según el Hijo del Santo, una de los recuerdos más marcados de Rodolfo Guzmán era la Estación del Tren, en donde veía con tristeza  partir a su madre cada domingo a la Ciudad de México y con alegría cada viernes cuando llegaba. Esta situación duró muy poco y la familia completa se trasladó al DF, específicamente al Barrio bravo de Tepito, en donde el joven Rodolfo practicó varios deportes antes de la lucha libre, entre ellos el beisbol. A mediados de la década de los 30’s debutó como luchado profesional, estuvo buscando el éxito con otros nombres antes de llegar al “Santo”, por ejemplo se llamó: Rudy Guzmán, El Hombre Rojo, El enmascarado, el incógnito, El Demonio Negro, El Murciélago II.

Campeón de peso Welter y de peso medio, fue nombrado el mejor luchador de México durante varios años. Al principio el más rudo, después el mejor de los técnicos. Luchador, héroe de historietas y de múltiples películas, el Santo es sin duda uno de los personajes más estimados y recordados por los mexicanos.

Por eso es que este 5 de febrero los tulancinguenses los recordamos con aprecio y orgullo.

Lorenia L. Lira A.