El Mosquito Tulancinguense en la Independencia
Volemos con la imaginación al siglo XIX. Es el 13 de septiembre de 1810, doña Josefa se entera que el movimiento insurgente fue descubierto y necesita avisarle a don Miguel Hidalgo. Con recortes de periódico, para que su letra no fuera identificada, elabora una nota que entrega al Alcaide Ignacio Pérez, quien la hará llegar al cura Hidalgo.
Ellos se encuentran en Querétaro, a poco más de 134 kilómetros de distancia de Dolores. El único medio de transporte son vehículos jalados por animales con lo que tomaría un par de días llegar. No existían la televisión, el teléfono y mucho menos pensar en las redes sociales.
La notificación llega la noche del 15 y en la madrugada del 16 inicia el movimiento, que estaba programado para el 1 de octubre de aquél año.
La causa insurgente tuvo que enfrentarse a varios retos, pero la falta de infraestructura carretera, de medios de transporte y de comunicación tornó todavía más complejo el movimiento que condujo a la independencia del país.
Además de la transportación, un componente importante para el éxito de esta lucha, fue transmitir las ideas de libertad y justicia en toda la población. La única manera de hacerlo era de boca en boca y para facilitar la tarea comenzaron a surgir las imprentas insurgentes.
El primer órgano utilizado por los insurgentes desde 1810 fue El Despertador Americano, impreso en los talleres de José Fructo Romero en Guadalajara, el cual buscó explicar las causas que había provocado el enfrentamiento armado, en busca de la simpatía y apoyo de la población.
A este le seguirían El Ilustrador Nacional, el Semanario Patriótico Americano y La Gaceta del Gobierno Americano en el norte del país, fundados en 1812 o El Correo Americano que circulaba en el sur, fundado en 1813.
En el territorio, que décadas más tarde recibiría el nombre de Hidalgo, la proliferación de estos instrumentos de difusión fue fundamental. Existen proclamas en favor de la independencia, fechadas en Huichapan que se dice fueron elaboradas en una imprenta que Ignacio López Rayón llevó al lugar en 1812, sin embargo, el primer periódico no surgiría sino hasta 1821 en Tulancingo.
Ello ocurrió gracias a una imprenta comprada en Puebla por Nicolás Bravo, quien la llevó consigo cuando Tulancingo cayó en su poder, lo cual ocurrió entre el 29 de abril y el 14 de junio de 1821.
Asentado en el lugar fundó un periódico llamado El Mosquito, órgano encargado de difundir las ideas independentistas dentro de la población. El nombre lo recibe por las cualidades combativas del mosquito, que sin darse por vencido, busca siempre picar a sus víctimas, hasta su muerte.
Este órgano informativo constituyó un importante instrumento durante la lucha por nuestra independencia y constituye un destacado antecedente de la prensa escrita en la región, el estado y el país.
Por Marco Antonio Mendoza Bustamante