¿Sabes quién fue Herón Proal?
Entre los múltiples personajes que se relacionan con Hidalgo y Veracruz, hay uno muy importante, que aún no ha sido lo suficientemente estudiado, me refiero a Herón Proal Islas, un tulancinguense cuyo nombre llevan algunas calles y colonias en Veracruz. En este espacio relataremos la vida de este personaje, antes de llegar al puerto jarocho.
Nació en Tulancingo, Hidalgo. Fue uno de los 8 hijos que su padre, Víctor Proal tuvo con Amada Islas. Ella era oriunda de Pachuca, Hidalgo, él era de origen barcelonnette. Víctor Proal llegó a Tulancingo en una de las migraciones barcelonnettes a nuestro país. El primer territorio de migración se articula en la ruta colonial Veracruz-México: los migrantes llegaban por el puerto jarocho y se orientaban hacia los centros urbanos y comerciales en camino a la capital. El territorio integraba también Paso del Macho, Córdoba, Jalapa, Puebla, así como al norte, las zonas mineras de Hidalgo (Pachuca, Real del Monte y Tulancingo) y sería la puerta para la instalación en el sur: Oaxaca y Juchitán. Este polo es el más importante, por el número de inmigrantes que debería haber en la ciudad de México, y es el más antiguo ya que comprende cuatro, de las nueve localidades, donde se asentaron los Barcelonnettes en 1849. Es, sin duda el más tradicional para la inmigración de extranjeros.
En Tulancingo, 78% de los franceses que eran residentes a finales del siglo XIX eran de origen barcelonnette, cabe resaltar que es la ciudad con más alto porcentaje de migración barcelonnete/francesa, ya que por ejemplo, en San Luís Potosí sólo el 39% de los migrantes franceses provenían de dicha región. En Tulancingo, estaban dedicados principalmente al comercio y a la industria textil.
De acuerdo al censo de los extranjeros realizado, precisamente en septiembre de 1881 (Herón Proal Islas nació en octubre de ese mismo año), en Tulancingo había dos personas con apellido Proal: Luis y Pablo Proal que declaraban ser comerciantes. En ese momento eran los dueños de “El Bazar Universal” una tienda fundada por barcelonnettes en pleno centro de la ciudad. Se infiere que Víctor (el padre de Herón) llegó con ellos, aunque él no aparece en el padrón, y Herón estaba por nacer.
De Víctor no se sabe mucho, sólo que, dejó a su familia mexicana y se regresó a Francia con una europea, aparentemente nunca más volvieron a saber de él. Con 8 hijos, la madre de Herón emigró hacia la ciudad de México, igual que lo hicieron en su momento la madre de Gabriel Vargas y la de Rodolfo Guzmán Huerta (El Santo), por cierto, las tres tulancinguenses eligieron al barrio bravo de Tepito como nuevo lugar de residencia en la ciudad, más o menos por las mismas fechas.
Herón había sobresalido en los estudios, incluso el Gobernador de Hidalgo, le había ofrecido una beca, la que él rechazó. Desde su corta edad (esto debió ser antes de irse a la Ciudad de México, es decir, antes de los catorce años, pues pensaba que era un privilegio burgués y no aceptó. Desde Tulancingo había aprendido el oficio de sastre, pues en esa época era una ciudad con mucha riqueza textil. Por cierto, en Tulancingo, durante su niñez, perdió el ojo derecho en un accidente.
A la ciudad de México llegó a tener varios oficios: trabajó en una heladería, y en el famoso Centro Mercantil. En todos ganaba poco y por ello decidió reclutarse como grumete en la Escuela Naval Militar, en Veracruz, en donde encabezaría el movimiento inquilino y llegó así a ser parte importante de la Revolución y por supuesto de la historia. En la imagen lo vemos rodeado de las aguerridas mujeres veracruzanas que formaron el movimiento inquilinario en el puerto jarocho, barridas por la represión del gobierno en 1922. Le llamaron el Lenin mexicano y fue anarquista entre los anarquistas. Incomprendido, nació, vivió y murió en la pobreza.