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La riqueza de los Yacimientos de obsidiana del valle de Tulancingo

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Por Marco Antonio Mendoza Bustamante

La obsidiana es una roca volcánica que por sus propiedades físicas, es más bien un vidrio natural, con una coloración negra, grisácea o dorada.

Dicho material, era utilizado en la antigüedad como instrumento filoso, que iba desde un cuchillo, raspador, curtidor, hasta puntas de lanza hasta proyectiles para la caza o la guerra.

El mayor número de yacimientos de obsidiana, utilizados en Mesoamérica, se encuentran ubicados en dos regiones volcánicas, la primera recorre desde el centro norte de Veracruz, atravesando todo el centro del territorio mexicano, hasta las costas de Jalisco y Nayarit; la otra región va desde el extremo occidental de Honduras, hasta la costa pacifico de Guatemala y Belice.

En el valle de Tulancingo, una de las minas de obsidiana más impresionantes es el Cerro o Sierra de las Navajas en Epazoyucan, muy cerca de Pachuca, visitada en 1803 por Humboldt, Edward Tylor en 1856, y algunos más afines del siglo XIX e inicios del siglo XX.

Uno de los investigadores que realizó los trabajos más minuciosos en los depósitos de obsidiana del valle de Tulancingo, fue el doctor en arqueología Robert H. Cobean, quien reporta al menos 6 yacimientos distintos de obsidiana.

Cobean también describe a la obsidiana del valle de Tulancingo como de color negro o gris opaco, con un ligero tinte verdoso.

La primera y con mayor número de minas del valle es la del Pizarrín, ubicada cerca del extremo sur de Huapalcalco en las laderas del Cerro del Tecolote.

El siguiente yacimiento es el denominado Rancho Tenango, que se ubica en el lado oriental de la presa de La Esperanza e Cuautepec y que recorre el extremo noreste del poblado, los restos de talleres que se encuentra ahí, están fechados con los hallados en Huapalcalco en el clásico tardío.

El Encinal, es otra veta de obsidiana, ubicada en la Sierra Otomí-Tepehua, al oriente de Tulancingo, esta zona fue reportada en 1981 por Raziel Mora.

La cuarta zona rica en obsidiana es Tepalcingo, ubicada a cinco Kilómetros de San Alejo, al noreste de la ciudad, y químicamente la obsidiana del lugar es idéntica a la del sistema de Tulancingo.

La siguiente es la zona conocida como el Paredón, ubicada en los límites entre el estado de Hidalgo y Puebla, en el municipio de Cuautepec, aproximadamente a 20 kilómetros de Tulancingo y fue uno de los yacimientos más importantes en Mesoamérica, durante el periodo formativo, y en la creación de las navajas prismáticas.

La última es la denominada Santa Elena, mina ubicada al norte de la del Paredón, a 12 kilómetros, en el sureste del estado de Hidalgo, ocupa una extensión de 7 kilómetros cuadrados y su distinción es que la obsidiana es de color grisácea.

La importancia de la obsidiana en el valle de Tulancingo es destacable, ya que se ha encontrado un número importante de proyectiles de este material, así mismo, utensilios de uso cotidiano como los cuchillos, navajas y raspadores que dieron paso a la explotación del maguey y a la producción del pulque.